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martes, 11 de junio de 2013

Dios nos pide estar alegres

Alma mía tan amada, tengo tantos deseos de verte siempre alegre, que te detengas un momento y captes las mil bendiciones que te envío. Desde que amanece los rayos del sol naciente te deben llenar de alegría, porque es el primer destello que quiero que disfrutes. TE lo concedo para que puedas ir por el mundo feliz, sabiendo que tienes en el CIELO un PADRE que TE AMA. Al hacer tu oración, sé consciente de que te diriges a alguien que te escucha y te responde en el mismo instante pero piensa que se necesita tener tu alma dócil para ACEPTAR con PAZ tu HOY.

Mis palabras "Estad siempre alegres, orad sin cesar, dar gracias por todo", son como una petición que te hago y que si la haces vida, te sabré recompensar con plenitud de paz en el alma.

Te regalo tantos momentos de alegría, el canto de los pájaros, el vuelo de las mariposas, el aroma de las flores, las sonrisas de los niños, el consejo de los ancianos; te permito VER con los ojos del alma la belleza escondida en todas las cosas, pero sobre todo los grandes sentimientos que existen en las personas.

Te permito disfrutar de la naturaleza que es bellísima, es mi creación para ti, piensa que en cada hoja te digo un "te amo" para llenarte de fortaleza y que continúes luchando, superando todas las circunstancias que se te presentan en la vida.

Alma mía tan amada necesito que vivas alegre, que cuantos te traten se sientan atraídos hacia mí. Tienes todo para ser plenamente feliz, pero también te he dado una misión de AMOR y ALEGRÍA que tienes que cumplir.

Eres mi hija y en todo momento debes sentir mi presencia, en la alegría y en la tristeza, en la salud y enfermedad, cada alma que se acerque a tu llevándote comprensión y consuelo  se sencilla ACÉPTALO, todo lo que recibas hazlo con verdadera humildad, yo estoy cerca de tu en las manos de todos tus hermanos.

Déjate AMAR por mí y tendrás la ALEGRÍA por añadidura. ¡Vive feliz disfrutando todos los MOMENTOS DE ALEGRÍA que te regalo!


                                                                              Fuente: Libro Amor y Alegría de Ana María Rabatte

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